Puerto Ayora –
Normalmente soy una persona positiva, sin embargo hoy, a pesar de que mi colibrí bebe con energética fuerza vital de mis flores, y de que los loritos del Pacífico colorean mi horizonte y mis recuerdos, es mucho el desaliento, demasiada la incertidumbre, insoportable la distancia.
¿Cómo combatir con apenas 550 palabras los cientos de barcos chinos que diezman las riquezas de nuestro océano por casi una década?
Debo encontrar la fortaleza. Nacemos solos, morimos solos y solos resolvemos nuestro destino. Una vez que este principio se aclara, pasamos a reinventarnos».
¿Cómo recobrar Esperanza? A Esperanza, la tiburón ballena marcada el 5 de septiembre de 2019 con un dispositivo de rastreo, y que el 22 de mayo de 2020 transmitió por última vez, luego de haber sido capturada al oeste de Galápagos. Su señal se movía no a la velocidad de tiburón ballena (3 nudos), sino de barco industrial (6 a 8 nudos). ¿Cómo exhortar a la confianza, cuando hemos sido traicionados por individuos, autoridades y organizaciones?
Debo encontrar la fortaleza. Nacemos solos, morimos solos y solos resolvemos nuestro destino. Una vez que este principio se aclara, pasamos a reinventarnos. Y si bien ese es un trabajo individual, cuando se trata de las islas, de mi país, del planeta, suman los esfuerzos de un colectivo.
Es imperante que protejamos el corredor biológico de aproximadamente 200 millas de ancho, entre la zona exclusiva económica de Galápagos y la del continente, y donde cada año hasta 300 buques, en su mayoría de bandera china, pescan con líneas de 20 a 40 kilómetros de largo y cientos de anzuelos. Muchos están registrados en la Comisión atunera del Pacífico y surcan aguas internacionales, por tanto, operan de manera aparentemente legal. Pero las leyes siempre pueden mejorarse.
Tenemos argumentos a nuestro favor y una ventana de oportunidad, que termina en 2022. Además no estamos solos; esta actividad afecta a la costa Pacífica de América, amenazando no únicamente su biodiversidad, pero su seguridad alimentaria.
Los argumentos: aunque faenan en alta mar, donde hay libertad de pesca, toman recursos que son migratorios y tienen impacto económico y en ecosistemas locales. Depredan tiburones en la zona que alberga la mayor biomasa de tiburones del mundo (un tiburón vivo vale un aproximado de 1,9 millones de dólares, es decir, vivo es recurso de nuestros países ya de por sí bastante empobrecidos)…».
Los argumentos: aunque faenan en alta mar, donde hay libertad de pesca, toman recursos que son migratorios y tienen impacto económico y en ecosistemas locales. Depredan tiburones en la zona que alberga la mayor biomasa de tiburones del mundo (un tiburón vivo vale un aproximado de 1,9 millones de dólares, es decir, vivo es recurso de nuestros países ya de por sí bastante empobrecidos). Dañan un patrimonio de la humanidad, Galápagos, porque sus criaturas (tortugas, tiburones, albatros), migran a través de estos corredores, y son potenciales víctimas. Producen contaminación con sus desperdicios de plásticos, metal, y animales muertos (como los cuerpos de tiburones ya despojados de aletas) que llegan hasta las costas.
Las posibles soluciones: extender la zona exclusiva económica a 350 millas. Eso reduciría el corredor para la pesca internacional. Lo debe solicitar el Ecuador ante las Naciones Unidas y su Convención para la Ley de los Mares (Unclos), y puede hacerlo hasta el 2022, donde cumpliríamos una década de la firma del tratado de Convemar. Debemos además recomendar nuevas normativas para el uso de regiones fuera de las zonas económicas exclusivas y peticionar a la Comisión atunera del Pacífico la creación de un corredor biológico donde se prohíba o se limite la pesca de atún, incluso en aguas internacionales.
Habría que sancionar a quienes proveen de combustible a la flota china, que seguramente son locales.
Ecuador debe iniciar sus pedidos lo más pronto posible, y unir esfuerzos con los países de la costa Pacífica (movimiento #LatinosPorElMar). Los invito a participar de la campaña #SOSGALAPAGOS, y #200millasPorLaVida, que propone además la ampliación de la reserva marina de Galápagos.
Contamos con argumentos válidos. Unámonos para proteger nuestro patrimonio y recursos. El tiempo es ahora, y cada individuo cuenta.